176. Lo que realmente mata es vivir

por Nacho Mirás Fole

Dice un amigo mío que los milagros y las apariciones nunca les suceden a personas fiables. Yo yambién lo creo y, además, añado a la lista a los que tienen soluciones para las enfermedades que la ciencia no consigue frenar en base a estudios de más que dudosa reputación. Hoy es el día número y pico mil que me llega la «verdad verdadera» de que si alcalinizo mi cuerpo, adiós al cáncer; que las carnes rojas,ni olerlas; que el azúcar refinado,ni mirarlo de lejos. ¿Y por qué no se etiquetan entonces semejantes alimentos «letales» como los paquetes de tabaco? ¿No es más barato eso para el erario público que gastarse un pastón en investigación y tratamientos? Amigos conspiranóicos, gracias por el intento, no dudo de la buena fe,pero paso. No me imagino los anuncios: «El churrasco mata». «Para morrer non fai falta máis que estar vivo», suele predicar mi padre.

Es evidente que mi cansancio físico de estos últimos días me supera. El martes estrené nueva quimio, el tercer intento, y supongo que todavía tengo que acostumbrarme a sus efectos y a la acumulación con las dos pociones anteriores. Tampoco soy Nureyev en coordinación y movimientos, hasta el teclado se me hace cuesta arriba. En los últimos días, contraviniendo el consejo de mi oncólogo, he visitado dos tanatorios a los que no podía faltar, uno en Santiago y el otro en Ponteareas. Así que por ellos, por Juan y por Basilio, vaya este esfuerzo desde la retaguardia. Fuerza para los que ya los están echando de menos. Y doy por cerrado el debate sobre el post anterior.