165. Total eclipse of…

por Nacho Mirás Fole

Que te digan que la resonancia de control ha salido limpia no te cambia la vida, pero te arregla el día y algunos sucesivos. Eso y que tus hijos te traigan el desayuno a la cama para celebrar que eres su padre, aunque el colchón acabe convertido en un mar de migas. Comprenderéis que los demás temas de la agenda informativa me importen menos.

Con este enemigo cabrón instalado en el cerebro sé que tendré que estar siempre pendiente de que, como ocurre con las canciones de los ochenta, se produzca un revival que me invada de nuevo los pensamientos. Eso es y va a ser así. De momento el invasor no está, pero deberá seguir acorralado para los restos: Que yo gane años, que la investigación avance y que los enanos sigan llevándome el desayuno a la piltra cada 19 de marzo son los puntos de la hoja de ruta. Lo de oler limones se lo dejo a quien lo receta. Como si se los come con monda y todo. Siempre fui de letras pero, en esta tesitura, soy de ciencias puras.

No fue fácil echarse cinco horas del día del padre en el Hospital de Día de Oncohematología del Clínico, casi tres conectado a la fontanería de la Micro Macro que me chuta los químicos por goteo. Después de 24 horas sigo en un estado medianamente aceptable, quitando efectos menores que se corrigen con pastillas. Nunca tendré palabras de agradecimiento suficientes para el personal de ese lugar en que consumo horas. Ilustraré con una imagen el detallazo que tuvieron ayer en Farmacia:

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Lo que sí estoy es cansado. Esta mañana me dejé liar  para buscar por Santiago el mejor lugar desde el que fotografiar el eclipse y, entre filtros y flautas, me eché la caminata de la jornada con mi gran amigo Xoán A. Soler. El resultado lo podéis ver en el álbum digital de La Voz y, de paso, podéis buscar también a Wally. Lo de que la luna tape el sol no volverá a suceder hasta dentro de 26 años, y me parece alargar demasiado la prórroga como para dejar la observación para la siguiente convocatoria. Sigo descansando en familia de este festivo que, por decreto, nos han bailado en el calendario. Que suene el mejor eclipse cantado del que tengo memoria: Bonnie Tyler, Total eclipse of the heart.