135. Administrándome y muy justito

por Nacho Mirás Fole

Sigo muy cansado, pendiente de que el ajuste de la cortisona -que toca hoy- me ayude a resucitar algo. Al menos, la pasada fue la primera noche que experimenté algo parecido al descanso reparador. Ayer hizo justo una semana que me operaron -sí, señores de la burrocracia y las putuas, segunda craneotomía en un año para extirpar la recidiva de un tumor cerebral de grado III-. Ya sé que todo es normal, me conozco las explicaciones… pero que estoy como estoy es un hecho. No entiendo a los que me preguntan cómo estoy por teléfono o mensaje, les digo que no muy bien y te espetan: «¡Es normal, es te acaban de operar!»¡ Ya, pues no preguntes, que la teoría ya la sé! ¿o quieres que te mienta?

Voy a hacer otra intentona en la calle, al aire, a lo loco, que no soy yo flor de estufa.

Supongo que en cuanto me retiren las veintiséis grapas que me cierran el lado derecho del cráneo me sentiré reconfortado. El jueves me las veré en el hospital de día con el dispositivo que se pone en marcha a partir de ahora, cuando todavía no me había dado tiempo ni de recuperarme de un año en la primera línea de la oncología médica. Supongo que para ese momento ya estarán los burrócratas reclamándome más informes y metiéndome dedos en cualquier orificio perforable. Les juro que les mando las grapas en un bote de cristal o se las escupo en la puerta. Creo que aún guardo la sonda con la que me salí del quirófano ¿quieren una muestra?

Gracias de corazón a los que os interesáis, a los que preferís no molestar… a todos los que estáis, que sois muchos más que los que pasan. Necesito ahora aire y espacio, libertad, así que iré informando a ráfagas y según tenga ánimos. Básicamente, quiero dedicarme a hacer solo que me apetece, lo que me dé la gana, que la Navidad parece una cosa tan lejana en mi situación… Benditos iconos que me ayudan a comunicarme.  Para un fulano en mi estado, una frase, unas líneas o un paseo son un esfuerzo sobrehumano. No soy borde y, en todo caso, si lo soy estoy en todo mi derecho, que el cáncer es mío y lo gestiono yo. Trato de administrar mis propias prioridades y ya.

Si podéis elegir, pedid salud, que mucho se echa de menos cuando falta. Solo les pido disculpas a los que me sufren más de lo habitual por razón de sangre y cercanía, pero solo a ellos.