109. Ajetreo sí, gracias
por Nacho Mirás Fole
No es el ajetreo lo que me destroza, que no; el ajetreo me mantiene animado, optimista, vivo. Lo que realmente me escaralla hasta el punto de incapacitarme por momentos es el tratamiento acumulado en este último año para intentar mantener a raya al tumor invasor y a sus daños colaterales: fotones radiactivos, citotóxicos, antibióticos… Todo un festival de la oncología esdrújula. Esa y no otra es la causa de que se me acantinflen las piernas. Por eso no llevo nada bien que, a la que me preguntan cómo estoy y respondo «cansado», me repliquen: «Claro, amigo, es que con el ajetreo que te traes…» Ya sé que no va con mala intención, pero es precisamente el estar ocupado uno de los secretos de haber llegado al 22 de septiembre sin tener que plegar el tren de aterrizaje.
Cada paciente es su propia enfermedad. Y todos somos enfermos, pero todos somos ejemplares únicos. No me dio la gana de parar cuando el enterrador empezó a tomarme las medidas de las bisagras para el pijama de madera y no lo voy a hacer ahora. Y si trasciende mi cansancio es únicamente porque me preguntan, no porque me queje de nada. ¿O sería acaso mejor mentir y decir que uno está bien cuando no lo está? Gracias también a los que me cuentan que eso del cansancio es por la edad y que a ellos también les pasa. Yo, además, tengo el factor edad. Además.
El «ajetreo», con unas cuantas presentaciones salpicadas del hijo en papel de este blog, está también a años luz de la jornada standard de un periodista cualquiera, de un obrero, de unos padres con prole… Y no es que viniera nadie antes a decirme que tuviera cuidado, a prevenirme. Os juro que yo soy el primer interesado en administrar esfuerzos, no hace falta que me vayan colgando carteles de «cuidado con el perro», que ya sé yo lo que me hago. Así que tranquilos: el meneo me salva; la física y la química me cansan…Y asim você me mataaaaaa…
La presentación en el Hostal de los Reyes Católicos de El mejor peor momento de mi vida fue inolvidable. Expliqué el día 18 que escogí el parador porque ese edificio es el antepasado de la sanidad pública que mantiene vivos a tantos como yo. Y presentar unas memorias sanitarias en lo que fue una enfermería tiene su punto. Podía ser peor: visitad el Hostal y buscad los antiguos mortuorios, el observatorio de agonizados o el depósito de sanguijuelas. Qué diferente es ahora el olor de la morgue. Lo que dio de sí el acto lo resumió muy bien mi compañera de La Voz de Galicia Patricia Calveiro en este enlace.
Tengo hasta arriba el saco de los ánimos y vacía la caja de los libros. Lo primero es combustible para seguir pedaleando el resto de la carrera; lo segundo lo está arreglando Ediciones Paidós mandando género a las librerías que se habían quedado desabastecidas. ¡Cómo agradecer semejante despliegue humanitario! Lo intentaré abrazando y oliendo a todo aquel que quiera ser estrujado y olido, firmando dedicatorias en los sitios más insospechados o sulfatando ánimo a quien lo quiera recoger, que todavía ando sobrado de eso. Nunca salgo de casa sin llevar en el bolsillo un boli y una frase de guardia. El jueves nos vemos de nuevo en otra casa, la del Libro de Vigo, a las 20:00 y el viernes, a la misma hora, en el Liceo de Ourense.
Antes, y sin posibilidad de hacer novillos, mañana me pasaré buena parte de la jornada en esa segunda casa pública mía que es el Hospital Clínico, y desde bien tempranito. No me acostumbro a que me agujereen las venas, pero haré de chutes corazón y saludaré a otros supervivientes de este naufragio que ameniza, desde la cubierta, la orquesta acatarrada del Titanic.
Me ha gustado reencontrarme este sábado en Vigo con la mayor parte de los componentes de la agrupación folclórica Queixumes de A Salgueira, mi barrio, el grupo en el que toqué la gaita desde que era poco mayor que mi hija. Qué gran servicio le hizo su director, mi amigo José Manuel Oliveira Cabanelas, al vecindario de esta orilla salvaje de la Gran Vía. Treinta años de música, baile y compañerismo en una barriada sindical en la que, en aquellos primeros ochenta, era más fácil oír hablar del pico que del picado. Manolo se merece que le pongan su nombre a una calle. Ya verás un día, Manoliño.
Me retiro por hoy, no vaya a ser que alguien me llame al orden por exceso de ajetreo. Mañana, después de las banderillas, mojaré el churro a lo loco. Los churros del Clínico ya no los firma Valeriano García Temprano, pero todavía se dejan mojar. Seguro que me encuentro en el hospital a un montón de personajes de la guerra. Todo mi recuerdo para Pep Fortuny, compañero de la Televisión de Galicia, que este fin de semana nos tomó la delantera y cruzó al otro lado con la cámara al hombro.
Cántamela otra vez, Patsy.
108 + 1 historias escritas más allá de la piel. Sigue sumando, gracias
que tengas hoy un buen día con las banderillas rabudo.
Carpe diem
Cómo nos gustaba la Patsy, y cuantas buenos servicios nos han hecho.
Presentar o libro en Madrid,e moito pedir? Pensao ben Nacho,a diáspora galega, dariamoste un banho de masas,que o de o Hostal dos Reís Católicos ,»pecata minutta».Beijinhos e sorte
eu quero! Está ben que a editorial o saiba
Nacho, a mi sí que me vale para algo todo ésto.
Y eso que yo no soy el canceroso. Soy el que está al lado de una cancerosa. Pero hubo tal simbiosis que me considero del club a estas alturas.
Ayer, 21 de septiembre, se cumplieron 5 años desde el diagnóstico del primer tumor. Porque hubo dos. El primero debió rebotarse cuando se lo estaba cepillando la quimio y al año siguiente -¡será cabronazo!- otro más. Mama y tiroides. La parejita. En fin, ¡qué te voy a contar a estas alturas! Ya te imaginas el calvario (…nunca mejor dicho).
Luchamos contra la enfermedad y sus efectos colaterales desde un punto de vista de salud. Pero nadie te prepara para todo lo demás. Eso hay que descubrirlo poco a poco. El trabajo, las bajas, la Seguridad Social, la inspección médica, la incapacidad, el alta (sí, es verdad, llega el alta aunque estés hecho una mierda y no puedas con el culo). Abogados, recursos, reclamaciones, adaptación de puesto, minusvalía (¡cuidado que ahora es discapacidad!). ¿Estado de bienestar? Me río yo. Incomprensión es lo que encuentras en este largo camino. Pero sigues adelante. Te lo aseguro. Con dos huevos aunque sean negros pujolianos.
Lo peor que se lleva son los comentarios de la gente que suponíamos cercana. Cosas como: …de mama… tranquila… se cura todo el mundo. Tiroides: eso no es nada. De eso no te mueres.
Eso escuchábamos todo el día, a todas horas, de todo el mundo. ¡Que banalización! La Campos se operó y mira que bien quedó. Luz Casal también y ya van dos. Y digo yo, ¿qué tendrá que ver? Cada uno tiene su cáncer, el suyo y no se pueden comparar. Que no es el cupón de la Once ¡dos iguales para hoy!.
Es mejor no decir nada. Sólo mostrar afecto y cariño. Un beso, una caricia, un gesto, un abrazo, una lágrima. Cualquier cosa menos banalizar tu cáncer. ¡Coño! que nos dijeron que de eso la gente se muere. Sólo tienes que caer en el otro tanto por cien.
Pero también a eso te acostumbras. No lo puedes tomar a mal porque a veces tampoco los demás saben qué decir ni hacer. Descubres que nadie está preparado para afrontar la noticia. Y aquí, como un río con sus afluentes, empiezas a dividir a las personas: Los hay pesados-pesados que ya desde el primer día estaban en la habitación del hospital, que siguen cada semana dándote la brasa, que quieren saber cómo te fue la última sesión, que ya te dije yo que esta vez te iría mejor… Benditos pesados. Esos son los que te quieren bien.
Hay otros mediopesados, los guadianos. Son los que están, desaparecen pero vuelven a estar. Son un tira-y-afloja. Te llamo hoy, mañana y pasado. Pasan seis meses. Suena el teléfono, descuelgas y ahí están otra vez. No dan mucho la lata. Pero nos quieren bien. Saben lo que vale un peine.
Después están los que tienen miedo. Que no te llaman por temor a sentirse ellos mal. Al final, cuando se arman de valor y lo hacen, tienes que acabar tú consolándolos. ¡A que sí!
Y a otros los catalogamos como de caballería ligera. Son los que te whatasapean con un emoticono. También vale. ¿Y los demás? Porque sí, todavía faltan aquellos que esperabas que te llamasen pero de los que aún no supiste nada. Algunos llegarán. Uno o dos. Te verán, los mirarás a los ojos y disculparás su aparente falta de aprecio (que no desprecio). Te confesarán su miedo y lo comprenderás. Y al final descubres a verdaderos amigos y a otros que no lo son tanto.
En fin, como te decía antes, yo no tengo cáncer pero he vivido sus consecuencias. Reivindico mi papel. Mi otro yo, mi mujer, es la del cáncer. Tenemos un niño que ahora tiene 10 años y que vivió todo este periplo. Es muy feliz. Jamás le escondimos la enfermedad. Desde el primer día supo que su mamá tenía cáncer y eso le hizo fuerte y sensible.
Mi mujer siempre me tuvo a su lado. Dejé el trabajo para estar con ella durante la quimio y la radio. La quiero. Mucho. Sin dudarlo me quedaría yo con el cáncer. Pero esto no va así. Fueron jornadas agotadoras: atender a una enferma, a un niño que empezaba el colegio (¡gracias profes Dominga y Carmela!), a mis suegros, a mi madre, a mi familia de un lado y del otro, a mis amigos, a los amigos de mi mujer. Cuando iba para cama por la noche llegaba agotado pero había vivido un día más y quedaba un día menos de tratamiento. ¡Cuánto eché de menos no ser importante para que fuese el hospital el que leyese el parte diario y ya está!
Así que también MUCHO AJETREO también para nosotros, los maridos o esposas.
Así que Nacho, dile a tu mujer que la quieres. Achucha a tus niños, bésales, ríñeles por algo que se te ocurra aunque sea una chorrada. Sigue siendo como eras. Eres su padre, no un enfermo. ¡Qué se creían! … Quiéreles. Que lo sepan. Demuéstraselo. Ellos seguro que lo hacen.
No te duermas en los laureles. No te olvides de tu entorno, el de tu casa. El que jamás te abandonará.
Un abrazo de un desconocido que aprecia tu esfuerzo. Enhorabuena.
A mi me ha valido para expresar algo que jamás en 5 años había dicho. Gracias.
PD: Tu estilo es la fusión entre Humphrey Bogart-Alvite (alguien debería recuperar las crónicas que hacía en la radio creo recordar que con Carlos Herrera) y la crudeza descriptiva de Sara Mago (esa gran escritora portuguesa que tanto le gustaba a Esperanza Aguire y que hoy casualmente está de actualidad).
Seguro que no era tu intensión pero me has hecho llorar. Totalmente de acuerdo con todo lo que has escrito.
Ahora sé lo que siente Nacho. ¡Qué tipo más listo!
He conseguido despertar emociones en los demás liberando las mías.
Mi única intención era hacer NACHOTERAPIA. Deberían incluirla en la receta electrónica y por lo menos que al autor lo liberen del copago.
Ángeles, ¡tira «palante»!. El mundo gira y no se para.
JIMMY FONTANA – El Mundo. (1966)
Gira, el mundo gira
En las calles, en la gente
Corazones que se encuentran
Corazones que se pierden
Alegrías y dolores de la gente como yo.
Hola Nacho. No nos conocemos, al menos hasta ahora. Llegue hasta tu blog por pura casualidad (escuchando la radio en el coche el viernes pasado) y quede impresionado … porque yo pase por algo parecido hace un poco mas de dos años, en 2012. En mi caso fue un tumor cerebral que, requirió dos delicadisimas operaciones que me dejaron hecho polvo, pero que no acabaron conmigo … aunque casi.
Desde el principio, cuando detectaron lo que los medicos llamaban «la lesión» – fui yo que les dije que si era un tumor mejor llamarlo por su nombre (y apelidos) – decidi algo parecido a lo que tu estas haciendo, y hoy mismo relatas, no pararme y afrontar lo que se me / nos vino encima sin rendirme e intentando hacer una vida lo mas normal posible (fue dificil y a veces pense que no podría y , de hecho estuve a un paso de hincar la rodilla) pero fue la mejor decisión para no derrumbarme (del todo) y aguantar, como bien sabemos, mal que bien y con la ayuda fundamental de mi familia y, claro, los amigos que hablaban de mi «alien».
Hoy, poco mas de dos años despues, me he recuperado perfectamente (siempre se deja uno pelos en la gatera, claro) y a pesar del rito periodico de visitar al neurocirujano, el paso por la RSM y las incertidumbres periodicas que esto crea, estoy bien; ha sido durisimo desde el principio, pero estoy bien, así que mucho animo que de esto se puede salir …
José V. Gozálbez
Quéjate todo lo que necesites. Nadie sabe mejor que tu cómo te sientes y qué es lo que te ayuda en la recuperación. Animo !!! Que llevas superadas todas las pruebas con toda la dignidad y fortaleza del mundo
Todos los que estamos en este club, creo que sabemos muy bien como puedes estar despues de haberle metido al cuerpo estos tratamientos, que aunque ya han mejorado mucho, acaban por dejarte débil y con todos los efectos secundarios. Desde alergias, frío, nauseas … cada día una cosa diferente, y con todo esto tienes que hacer un esfuerzo para tratar de no transmitir tu estado de animo a los demás, especialmente a la familia.
Hay personas que te hacen preguntas de todo tipo, y toca a pensar que son siempre con las mejores intenciones aunque si bien es cierto que algunas calladitas estarían mas guapas.
Felicidades por la presentación del libro, y que te recuperes del todo.
De sufrir un cáncer poco, pero de banderillas aún sé un rato… Consigue crema EMLA de contrabando (por una dedicatoria tuya, suministro asegurado) y bendito cansancio que nos permite disfrutarte otro día y otra noche…
Fue una grata sorpresa escucharte el viernes por la radio, ya te descubrir y me enganché a tu blog gracias a La Ventana. Sigue con ese ánimo y que sepas que no solo te estás haciendo bien sino a los que te seguimos nos haces ser feliz. GRACIAS. Me reí mucho con el del Seguro de los muertos,
Solo se me ocurre una palabra CHAPEAU.
Me emociona oírte hablar de la sanidad pública.
Me emociona leer algunas cosas que escribe Jabois.
Me emociono al ver a Ángel Prieto en el Hostal de los Reyes Católicos.
Resulta que también hay belleza en todo este horror.
Muchas gracias me animas mucho, emocionas….estoy sufriendo un cáncer
Leeros a todos es una manera de reconfortarme con el ser humano. Bona nit desde Barcelona! https://www.facebook.com/silvia.rosillosalinas https://twitter.com/silviarosillo75