111. Demuestre que tiene cáncer ¡Y dale con la matraca!
No merecemos la administración que tenemos. Hoy voy a cargar de nuevo contra una burrocracia absurda e inoperativa que, lejos de ayudarme en esta carrera de fondo que es la lucha contra el cáncer, me toca las narices y otros sitios mucho más escondidos, oscuros y sensibles. Bajo el asunto «Citación agotamiento 365 días», me envían una notificación en su línea. Remite la Secretaría de Estado de la Seguridad Social, Instituto Nacional de la Seguridad Social, Dirección Provincial de A Coruña». Resumo, para no aburrir: «En relación con la situación de incapacidad temporal en la que usted se encuentra, le convoco en el lugar y fecha indicados, a fin de efectuarle el pertinente reconocimiento médico, necesario para evaluar, calificar y revisar la situación de incapacidad». Y me imponen justo la fecha y la hora en la que tengo otro compromiso al que no puedo faltar: el control en oncología médica. Pero ellos, pobres, no lo saben.
¡No lo saben porque no les da la real gana! No lo saben porque las administraciones autonómicas y estatal navegan en compartimentos estancos y desconectados que perjudican al administrado, y esta vez me toca a mí. Y cada día, a miles. Ahora yo, que soy el enfermo, tengo que encargarme de reprogramar la agenda. Pero no es la coincidencia de fechas y horas lo que más me molesta; eso, a fin de cuentas, es una casualidad. Pero agotan mi paciencia cuando, de nuevo, me exigen que demuestren que tengo cáncer y que cargue con mi historial clínico en una carretilla. Solo se me vienen tacos a la cabeza, así que me contendré por respeto a los funcionarios que, en el fondo, también son parte perjudicada de este sistema jurásico. «Evaluar, calificar y revisar la incapacidad». ¿De qué van? ¿No se creen los informes de mi oncólogo? ¿De mi neurólogo? ¿De mi radiólogo? ¿De mi radioterapeuta? ¿De mi neurocirujano? ¿De mi médico de familia? Por mucho que ustedes me llamen desde el Ministerio de Empleo y Seguridad Social, en mi carné de identidad dicen que soy español, así que apáñense entre ustedes y déjenme vivir lo que me quede.
Me ordenan que vaya cuando no puedo; me ordenan que lleve el DNI -no vaya a ser yo otro que se me parezca- «y la documentación clínica que obre en su poder». Ahí es donde ya se me extingue la poca paciencia que me quedaba, porque mis informes están en la red del Servizo Galego de Saúde y con solo introducir un número de historial clínico cantan por bulerías. No pienso ir por las secretarías pidiendo mis antecedentes hospitalarios. Ni tengo tiempo, ni fuerzas, ni ganas. Ah, claro, pero esto es el ministerio y lo otro es la consellería. Para que te tranquilices añaden en la carta que «la información sanitaria que usted aporte será tratada por nuestro personal médico con todas las garantías de confidencialidad e intimidad exigidas por la normativa vigente». Solo jodería.
Y, a continuación, la amenaza: si no vas, puedes alegar en un plazo de diez días. Pero, si no lo haces, te quedas sin prestación porque así lo determina una ley de 1994. Al menos, no es franquista, como la de 1974 con la que me acojonaron en la carta anterior y que dio pie, nada menos, a que este blog se transformase en un libro. Tienen otra solución: cómprense el libro y lean lo que tengo y lo putas que las he pasado hasta la fecha. O si por los recortes no están para dispendios, lean http://www.rabudo.com.
La dirección provincial añade unas instrucciones complementarias, según las cuales, no tengo que ir a que me reconozcan si necesito ambulancia para desplazarme; si estoy «imposibilitado» o me encuentro hospitalizado; si he sido dado de alta por curación; -o curación milagrosa, que también podría ser-; o si se ha iniciado el trámite de un expediente de jubilación. No dice nada de si estás muerto.
Tampoco se contempla como eximente que tu cita coincida con la analítica y con la consulta de oncología, así que a ver si me cuela, porque tengo muy claro que si algo no voy a hacer es darle calabazas al que me salva la vida para ir corriendo al departamento que me la complica. Este es el sistema que tenemos. Muy malos hemos debido de ser en otra vida. Me están dando argumentos para hacer de mi historia clínica una serie de televisión más larga que Cuéntame.
Ah, y si quieres llamar por teléfono para contarles tu vida, solo de lunes a viernes, de 9 a 14 horas, tremenda jornada. Así que como es sábado por la mañana, les escribo esta carta.
Muchas gracias a las ochenta personas que ayer participaron en la presentación de El Mejor Peor Momento de mi Vida en Ourense; a las más de doscientas de la Casa del Libro de Vigo; y a las más de trescientas que me arroparon en Santiago. Gracias por no pedirme informes.
Voy a rescatar a un clásico que me viene que ni pintado. Fernando Fernán Gómez. In memoriam