77. De cuerpo presente
por Nacho Mirás Fole
Que el cáncer no se tome vacaciones no quiere decir que yo no pueda hacerlo. Que sea Semana Santa es lo de menos, me valdría igual si fuera la novena a la Virgen del Carmen o la Semana Fantástica de El Corte Inglés. Insisto, aunque a estas alturas ya no debería: escribo cuando me lo pide el cuerpo, pero si el cuerpo me pide otras cosas, las hago. Está la blogosfera llena de relatos fantásticos que echarse a los ojos, pero si uno elige leer hechos reales, entonces tocará esperar a que los hechos reales ocurran ¿no? Y tengo dos hijos en casa. ¿Hacen falta más excusas?
En los últimos días he encontrado más refugio espiritual entre las estanterías de Leroy Merlín y en los ocho metros cuadrados de mi caravana que en el teclado del Mac. Agradezco el interés de los que se preocupan, pero no hay motivo. Repetiré por última vez: la esquela está en el convenio colectivo de La Voz de Galicia, a cuya plantilla sigo perteneciendo desde el exilio sanitario. Así que, como escribí hace unos días, no news, good news.
Vengo de cumplir, como cada miércoles, con la burrocracia; en cualquier momento me darán las llaves del ambulatorio o me dirán que apague la luz al irme. Total, ya soy de casa… Van 28 partes de confirmación y todavía me quiere ver la inspectora médica el 24.
Ayer tocó consulta con el oncólogo, que encontró en mí ese roble calvo del que se pueden seguir podando ramas para salvar el tronco. Linfocitos bajos, sobre lo previsto. El veneno está haciendo su efecto. Le comenté al médico lo del cansancio repentino de piernas, como si las rodillas no me sostuviesen ante la visión misma de Daryl Hannah en la sección de congelados de Mercadona. Resulta que lo de la flojera también forma parte de la puesta en escena de los citotóxicos, de la Temozolomida; es como si me enamorase varias veces al día, pero inducido en un laboratorio. Daryl, tranquila, lo mío contigo es sentimiento puro, no botica.
Los ciclos de arranca-para (droga-descanso) serán finalmente de 5 días de hostias químicas (a dosis más altas de los 300 miligramos que me ponen la voz de Luis Zahera haciendo de Releches en Celda 211) y 28 en boxes. Empezaré la noche del 29, así que todavía puedo viajar a Madrid para participar en la gala de entrega de los premios 20Blogs sin llevar la farmacia puesta. Me hace mucha ilusión, incluso aunque no pase de finalista.
Mucho me acuerdo de mi abuela Pura estos días. Siempre que venía a dormir a casa, la madre de mi padre se traía una bolsa del supermercado Kanguro (ella decía «Carungo») llena de medicinas en todo tipo de formatos y cometidos, desde la Pruína para hacer andar al vientre al Primperan que se bebía por la botella. ¡Pareces la abuela Pura!, se dice siempre en casa cuando a uno le toca meterse más de la cuenta. Se murió demasiado pronto mi abuela. Fue víctma de otra de esas ejecuciones sin criterio con las que Dios premia a los que incluso se lo creen, como era el caso. Vale que era la mujer de un comunista, pero rezaba también por su marido y ni siquiera tuvieron el detalle de convalidárselo en el juicio final; cuánto rencor ultraterreno, carallo.
Bricolaje, familia, paseos… volando voy, volando vengo, por el camino… yo me entretengo. «Tenme la cabeciña ocupada», me recomendó el otro día en una gran superifie una de las enfermeras que me clavan las banderillas en el servicio de oncología los martes que toca. Ya sabes, Isabel, que en mi caso la cabeciña mueve a todo lo demás, por eso no paro. Al no llover, además, hago menos vida indoor, de ahí que me disperse. Agradezco más tu consejo, que sabes que te tengo fe, que los de quienes, seguro que desde la buena intención, insisten en que lo que me va a matar no es tanto el cáncer como el tratamiento. Desde el respeto y sin intención de generar debate: yo confío completamente en los oncólogos, radiólogos, radioterapeutas, farmacéuticos, neurocirujanos y neurólogos que me tratan. Y en el doctor Blanco Corbal, mi médico de familia, que me receta que lea a Tucídides entre sesión y sesión. Confío en las manos que me llevan. Y solo en el indeseado caso de que la cosa fuera a peor y mi grado tres medrase a cuatro probaría hasta con los conjuros de la bruja Avería o iría de vivo a San Andrés de Teixido.
No estoy en contra de los remedios naturales. Pero cuando la alternativa a lo convencional no es más que otra química envasada, solo que con leyenda de alternativa sana, estoy en mi derecho a desconfiar. No, no voy a dejar el tratamiento, que un astrocitoma anaplásico grado III no son unos mocos. Una cosa son los calditos depurativos de apio y otra diferente marcarme un Steve Jobs. Agradezco, en todo caso, los consejos, las lecturas… pero mi cáncer lo gestionamos, de momento, el Servizo Galego de Saúde y yo. Y aquí sigo, de cuerpo presente. No tengo el cerebro ahora mismo para conspiraciones farmacéuticas. Que no tengo el coño para ruidos, vaya. Gracias a la medicina convencional, a la física y a la química colegiadas, sigo aquí; es un hecho. ¡Y mirad las barbaridades que soy capaz de escribir a 505 pulsaciones por minuto!
Quiero agradecer a Jesús Méndez que haya tenido en cuenta mi aportación bloguera para el artículo La enfermedad tiene quien la escriba, publicado hoy en Dixit y cuya lectura os recomiendo. Da claves interesantes acerca de por qué esto de narrar el cáncer me hace tanto bien. Cierro este post de urgencia del miércoles con una dedicatoria musical a mis amigos Alberto Casal y Pilar Comesaña, que ayer me iniciaron con nocturnidad en la lectura de las tripas escritas de Manuel Vilas y en la música terapéutica de Neil Hannon. La extiendo también al enorme Agustín Fernández Paz para comprometerlo a que en la próxima visita a Vigo brindemos a la salud de los que lo merecen mientras leemos a Vilas. Esta noche volamos. Poneos los cinturones. Gracias por seguir ahí.
solo te puedo decir una cosa; yo tengo dos canceres y estoy en un tris de superarlos ,asi como tu,con ganas buen humor y echando cojones ala vida sin que me importara lo que pensaran o dijeran cuando me veian por la calle,te aseguro que tu eres el único que crees en superarlo(y los tuyos mas cercanos,que también lo sufren de cojones).ANIMO y «PALANTE»
Ola Nacho.
Estou segura de que aínda que «só» sexas finalista, para todos nós eres un gañador, «o gañador». Estalo demostrando día a día, coas túas 505 pulsacións e co teu ánimo 😉
Moitos bicos
Cuanto me haces sonreír, con tus cosas y las de tu abuela Pura.
Disfruta tus vacaciones con los tuyos 😉 …y no dejes de contarlo!
Hablo por mi y no por nadie más, pero lo cierto es que tengo la pestaña de Rabudo siempre abierta en el Chrome, no porque -como buen gallego que soy ese debería ser el motivo- me mueva un interés macabro (para muestra un botón: mis abuelos – y creo que los de todos los gallegos, al menos los de la bisbarra sur comenzaban El Faro de Vigo -somos más del Faro que de la Voz– por la página de las esquelas), sino más bien por la necesidad de dedicar siquiera un par de minutos diarios a disfrutar de una lectura cargada de ironía y mala leche.
Y, cuando al final del día no hay nada nuevo, siento como si me faltara mi dosis, de ahí mi reclamo.
Nacho, no te conozco, pero ya formas parte de mi vida.
Un fuerte abrazo.
Susi
gracias por hacernos sonreír al mismo tiempo que compartes en el blog experiencias tan duras, me enseñas mucho porque, aunque yo viví algo parecido con un familiar muy querido, a veces todavía me preocupo por banalidades
Paréceme moi mal que só mentes ás enfermeiras para recalcar que clavan «banderillas»!! Jeje Forman parte de UN equipazo coma a copa dun pino Sr. Rabudo. Por desta vez perdoarase… Demostra que segue as recomendacións dadas… 😉 😉 😀
Pues sí, esta noche volamos con nuestro(s) amigos ausentes!
Al fin algo nuevo y bueno. Lo siento pero nos tienes mal acostumbrados ya con tus relatos, por eso te reclamamos sin acordarnos que tienes familia y ganas de hacer cosas. Disfruta
un beso grande. Gracias por estar ahí
Yo también tengo la pestaña de rabudo abierta siempre para comprobar si hay noticias tuyas. No por preocupación (ya que todos sabemos que lo estás haciendo muy bien y esto se convertirá en una pesadilla pasada), si no porque, simplemente, has pasado a formar parte de nuestras vidas. Tu lucha es nuestra lucha. Aunque no te conozcamos.
Deseo que puedas volver a montar en tu moto tantas veces como desees.
Un beso Mirás, por delante y por detrás.
De una gallega en los madriles.
Más de una vez le he dicho a mi médico «me curarás el cáncer pero éstos medicamentos me van a matar».
Estoy contigo y te comprendo un montón, la gente quieren ayudarte y no se dan cuenta que a veces te joroban, con quererte dar medicina natural. Con limón me quieren a mi curar.
Sigue disfrutando de tus niños y tu bricolaje.
GRACIAS por seguir contándonos tus vivencias con tu cáncer o » caciano » que nosotros seguiremos leyéndote.
Las gracias por estar aquí te las damos todos los que leemos lo que escribes ya que para muchos supone ver estas enfermedades con mas optimismo, y en cierto modo saber que no estas solo por que hay personas que entienden muy bien todo lo que dices y nos sentimos identificados contigo tanto los que están en las mismas condiciones que tu, como los que de momento hemos superado la enfermedad.
Ojala que ganes ese premio.
Es un placer leerte. Me alegro mucho de que las cosas vayan bien.
Un besazo desde Pamplona.
Todos los que te seguimos revisamos el buzon o aviso de nuevo mensaje, mas frecuentemente, cuando nos tardas…eso seguro. Pero porque somos unos viciosos que nos va la marcha. Hoy me ha dicho mi medico…(cuando le he comentado cuanto me había subido las dosis yo misma para camuflar el dolor(previo pacto.)..que burrada!!! Y yo le contesté..es que la leche con miel no me funcionaba..jajaja, en fin! que hay que hacerles caso, y ahora vamos a probar con otras..mas de lo mismo, en otra caja de distinto color, pero ellos son los que mandan. Besos Mirás.
¿Pero quien te regaña por no dar noticias? Eso más que preocupación, creo que es vicio por leerte. Hay un dicho- Aveces la ausencia de noticias, es la mejor noticia. Respetemos su Stand by. Sigue así, fuerte en la lucha y arrollador mientras batallas.
Yo soy la abuela Pura del siglo XXI. Viajé a México, no con una bolsa del Carungo sino con una mochila Quechua, de esas para ir al monte, repleta de fármacos. También llevaba un arsenal de jeringuillas.
Había leído en las guías turísticas la recomendación de » huya de la policia mexicana como alma que lleva el diablo» y cuando desembarqué en el aeropuerto del DF, me retuvieron unos agentes para inspeccionar el contenido de la mochila. Tuve que exponer mis intimidades farmacéuticas ante medio aeropuerto (y aquel estaba muy lleno). La gente debía pensar:
«No se pude uno fiar de nadie, con la pinta de desvalida que tiene y mira, Pablo Escobar a su lado, un principiante»
Finalmente me soltaron, muy amablemente y sin pedir mordida. O tal vez me la pidieron y no les oí, porque soy prácticamente sorda.
Me alegran mucho tus nuevas noticias.
Un feixe de abrazos.
Aupa campeon. Sabemos como empieza. El final no esta escrito. Tadavia. Besos
Enhorabuena, he leído la noticia en La Voz, y me he alegrado un montón. Me tienes enganchada y muchas veces consigues que mis angustias bajen al nivel del suelo. Gracias por tus vivencias y por tu humor y sobre todo gracias por demostrarnos que sí se puede luchar, resistir y ganar.