76. Yo pecador me confieso (con intención de reincidir)
por Nacho Mirás Fole
Si me abandonaran las fuerzas como lo hace la meteorología, a estas alturas del cáncer sería uno de los cadáveres más calvos del cementerio. Es curioso: en este intermedio de la guerra todavía sigo sin saber si el ánimo es lo que tira del tratamiento o si, al dar resultado la física y la química, la moral te sube como efecto secundario. Nadie sabe darme razón colegiada, pero lo cierto es que el ánimo pinta mucho en este documental en el que no hay día que no me sienta como Bear Grylls comiendo churrasco de culebra en otro episodio de El último superviviente. Un día tras otro, aquí, en el Discovery Max de la oncología médica.
En estas tinieblas perpetuas en las que vivimos instalados en la capital de Galicia, y que han contribuido -no hablo por hablar- a que se vengan abajo más compañeros de lucha de lo que sería normal, ayer Santa Clara nos dio una tregua que nos está cobrando el día después en litros por metro cuadrado. ¡Rencorosa, carallo!
Voy a ser sincero: nunca me ha caído bien una santa que solo te fabrica un anticiclón si le pagas en huevos un impuesto revolucionario. ¿Me quiere decir que la máquina de quitar nublados funciona con tortilla? ¿Y si se pasa al gas natural, señora? ¿No ve que el combustible gallináceo no tiene octanaje? ¡Piense en el colesterol de sus monjas! Entre su racaneo de rayos ultravioleta y su jefe sulfatando enfermedades a gente que no las merece, se están coronando allá arriba. Voy a consultar con Buda, no vaya a ser que tenga mejores precios. El día 15 vuelvo al oncólogo y en nada ya le estoy dando de lo lindo al Temodal, ese citotóxico que envenena las células por aspersión y que me desgasta los linfocitos. Una cosa le digo, Santa Clara: pare ya de tocar los huevos con los huevos, hágame el favor.
El de ayer fue un día enorme no solo porque brilló Lorenzo. Compartí un paseo largo con una de esas personas talismán que me voy encontrando de repente en este vídeo juego basado en hechos reales. Me parece como si detrás de toda esta película de la que soy protagonista a la fuerza un programador inestable hubiera ido colocando, escondidas en algunas pantallas, vidas extras que me ayudan a continuar. No son muchas, pero son fundamentales para que siga la partida. Gracias, madre de familia numerosa. El Game Over no es una opción.
Voy a confesar algo, neurocirujanos implicados que sé que me leen: ya les he dicho que llevo un ruido entre las piernas desde la adolescencia. Y no son gases. Ayer ya no pude más, me fui al garaje, arranqué de una patada mi Vespa 150 Sprint de 1966, me cubrí la cicatriz y las placas de titanio que me cierran la cabeza con el casco, metí primera y salí al espacio exterior disfrazado de Calimero. Cuando quise darme cuenta estaba en Recesende, en los dominios de mi amigo Martiño Noriega, alcalde de Teo. A marce ingranate dalla prima alla quarta. Hicieron mal en no extirparme con el tumor el ruido. No se hacen una idea, doctores, de lo que siente uno de 42 montado sobre una de 48 por la carretera de Cacheiras, libre, sano, como cuando el único cáncer de mi currículo era el 4 de julio.
En la moto del tiempo llegué a casa de uno de los amigos que merecen podio: Xoán A. Soler, francotirador del fotoperiodismo y uno de los tipos que más ha sabido estar a la altura de mis circunstancias. Y de allí nos marchamos a visitar a Zapatones, el popular peregrino del Obradoiro, el tipo más retratado de Galicia. A Zapa lo atropellaron hace unos meses en Melide, cuando salía de una pulpería. Le rompieron las dos piernas y todos los dientes. Cuando lo vi en Urgencias, vendado hasta las orejas, Juan Carlos Lema Balsa, que así se llama, era la viva imagen de Tutmosis II a punto de ser depositado en el Valle de los Reyes.
¡Vaya cambio! Ayer tenía mejor aspecto que mucha gente sana. Es otra persona, por dentro y por fuera. Y confío en que pronto vuelva a su sala de estar del Obradoiro para dejarse querer por los peregrinos japoneses y por los políticos gallegos. La transformación de la momia de Zapatones en Juan Carlos es producto del cariño de quienes lo cuidan en su cuartel general de Teo. He vuelto maravillado de un lugar en el que no me importaría retirarme yo mismo dentro de cuarenta años, a la sombra del olmo gigante. Sé muchas cosas de la vida de Zapatones y de sus circunstancias. En otra entrega os dibujo un perfil. Me tomo muy en serio que me considere amigo de verdad: «Te tengo presente -me dijo- cada vez que me pongo la bata de casa que me regalaste». Me gustó ver en su armario, colgado y planchado, el hábito marrón que transforma al ciudadano Juan Carlos en el súper héroe Zapatones.
Por hoy paro, que me van a acabar cobrándome desgaste de silla en el Tosta e Tostiña. Dentro vídeo, con cariño, como un árbol carnal, generoso y cautivo, para mis neurocirujanos: LùnaPop, Vespa Special.
Ese paseo en Vespa, aunque prohibido, es terapéutico.
¿Prohibido…? Prohibido prohibir. Bss Nacho
Despues de tanta lluvia, unos paseos en moto no pueden hacerle daño a nadie.Animo.
Que lectura mais agradable. Cando se está rematando cada entrada siempre digo !que pena!
Moitisimo ánimo.Esto solo pode sair ben.
Perdona as tildes pero co iPad non me aclaro nada ben.
Mi opinión acerca de las causas que gobiernan el estado de ánimo en estos casos es la siguiente:
Ausencia de síntomas físicos = ánimo bueno con reservas
Presencia de síntomas físicos = desesperación
En cuanto tengas, unos millones de opiniones, aplicas un método estadístico y ¡tachán!, resultado al canto y tesis doctoral.
No cabrees a Santa Clara, a ver si en vez de agua, manda güevos, que manchan mucho más.
Pregunta santoral… que te veo yo muy puesto en temas eclesiásticos (al menos el único que conozco que se ha codeado con la mismísima -quiérese decir miserisima- Conferencia Episcopal) si Santa Clara es la encargada de las lluvias por qué el refrán de que sólo te acuerdas de Santa Bárbara cuando truena (y no creo que Santa Bárbara haga referencia al rancho de California
Libertad Nacho, es lo que se respira cuando se te lee…Un abrazo
Si hay algún neurocirujano en la sala…que se pronuncie. Que le vamos a explicar entre todos que tendrá de malo darse una vueltecita en vespa??, jejeje, que ya sabemos que lo cuidais muy bien,pero un paseilloooo?..eso le ha tenido que saber a gloria divina!!ademas..pecado confesado..medio perdonado..no?…
Animo Nacho!. Tú puedes.
Me gusta tu tono de escritura y ésa imagen tan «Che » Siempre uno imagina la libertad, con alas. Ahora también he de visualizarla entre las piernas. Disfruta campeón
Nacho, por lo que me dijeron varias personas ( pues no lo comprobé ni lo haré porque mis ideas no van por ese camino) las monjas ya no quieren huevos…quieren dinero! ! Así que imagínate, estas están montadas en el dolar ;))
A seguir así campeón! FUERZA!!
Pienso que todos los que pasamos por esta enfermedad tenemos esa sensación que cuentas, la de sentirnos como en una película de la que somos protagonistas sin querer serlo, en la que nos encontramos con personas talismán que nos ayudan a continuar . Yo a eso lo llamaba casualidades y me parecía mágico como si alguien me estuviera ayudando desde el más allá. Pero toda película tiene un fin, el mío fue bueno y deseo que el tuyo también, te lo mereces por los huevos que le echas. Yo creo que tú también eres una persona talismán.
Da señales de vida anda, que nos tienes preocupados, no seas rabudo
sigo vivo. Pero con vacaciones y dos hijos, como comprenderéis, las prioridades cambian. Gracias por el interés, de verdad, volveré
biennnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnnn, ya estabas empezando a preocuparme
En un rato cuelgo el 77!
Muchísimas gracias por molestarte en contestarme, y perdón por mi intromisión en tus quehaceres. Disfruta mucho de tus niños (pero danos un buenos días de vez en cuando jeje)