75. Seis meses desde que todo cambió. Y suplemento dominical
por Nacho Mirás Fole
El 6 de octubre del 2013 también era domingo. Me levanté raro después de haber casado por todo lo alto a mi amigo Fernando Blanco con su novia Marta en el Pazo de San Lourenzo. Amenizaron la ceremonia Manuel Manquiña y el enorme Germán Fandiño-Tony Lomba y la gozamos.
Aunque era domingo me tocaba trabajar. Pero sin tener siquiera tiempo de quitarme el olor de la boda bajo el agua medicinal de la ducha, convulsioné en el cuarto de baño pequeño a primera hora de la mañana, perdí la consciencia y mi padre tuvo que abrirme la boca con una cuchara para que no me tragase la lengua mientras mi madre escondía a los niños en el salón. Conté el episodio con todos sus detalles el 4 de noviembre en el blog bajo el título Los días tristes. Claro que entonces todavía pensaba que todo aquello no había sido más que la puntilla a dos semanas de tensiones personales y laborales que, estaba claro, no podían traer nada bueno. Quién iba a pensar hace medio año que en el servicio de Oncología del Hospital Clínico Universitario de Santiago había una ficha en blanco esperando a que le rotularan mi nombre y mi peso; que acababa de aprobar unas oposiciones a funcionario del cáncer.
Seis meses, una craneotomía pterional, 30 sesiones de radioterapia, 45 de quimioterapia y 75 post después soy un poco más calvo, pero creo que estoy un poco más vivo. Llevo medio año tratando de ordenar pensamientos a través de estas memorias sanitarias que son a la vez terapia y periodismo en primera persona. Nunca le estaré lo bastante agradecido a Manuel Jabois por haber escrito eso de que «pocas veces un periodista de raza se ha llevado la libreta al fondo de la raza misma». El batallón que recluté en aquellos primeros días para no ir solo a una guerra que me acojonaba por extraña resultó ser un ejército invencible. Y aquí seguimos juntos, pegando barrigazos en primera línea, para complicarle lo más posible la invasión alienígena a un enemigo con pintas.
Hoy, 6 de abril de 2014, solo quiero dar las gracias a las miles de personas -escribo miles y tengo que tragar saliva, sigo sin creérmelo- que me han transfundido las fuerzas que necesitaba para llegar hasta aquí. Hemos ganado varios rounds, pero nos queda mucha guerra. Menos la mía, entenderé cualquier otra deserción, que ya escribió Jabois la dureza de la batalla de las Ardenas desde los bosques terribles de Valonia.; para lo que cobráis, ya me extraña seguir tan acompañado. Gracias, pues; valéis vuestro peso en nécoras.
De casualidad, y ya sirve el reportaje como suplemento dominical, he dado con el último texto que publiqué en La Voz de Galicia el mismo día que acabé sin pantalones en la ambulancia medicalizada del 061, aquel 6 de octubre del 2013. Contaba con espíritu de domingo -qué bien que se esté recuperando el espíritu dominical del periodismo de papel que tanto llevo reclamando- cómo el 1 de septiembre de 1961 ocurrió algo en Santiago que, como a mí en octubre del año pasado, nos cambió la vida: la tele llegó -con retraso- para quedarse. Os lo dedico otra vez. Dentro vídeo:
Compostela Vintage
El día que la tele llegó para quedarse
El 1 de septiembre del 61, RTVE empezó a emitir desde el Pedroso
La Voz de Galicia, 6 de octubre de 2013
Nacho Mirás. Santiago
El 1 de septiembre de 1961 fue un día inolvidable. Sí, estaba Franco en Galicia, pero eso no era ninguna novedad. Lo que de verdad importaba era por qué su excelencia y su señora volaron hasta la ciudad y se pasaron aquí toda la semana: para inaugurar el primer centro emisor de Radio Televisión Española en Galicia, el del Monte Pedroso. También tuvieron tiempo para cortar la cinta de una exposición sobre el Románico, para asistir a una corrida benéfica en A Coruña -toreaba Antonio Bienvenida- y para bendecir con su divina presencia los catorce arcos del viaducto sobre el río Sar. Pero esas historias las dejamos para otros vintages.
La Vespa del tiempo se va directamente a las 14.30 horas del mediodía de aquel viernes de acontecimientos. Sin entrar en detalles sobre la mecánica del viaje, ampliamente explicado en ediciones anteriores, tenemos que llegar al 48 de la rúa do Hórreo. No hay grandes problemas para aparcar la moto en el Hórreo en 1961.
El revuelo es absoluto. Frente al escaparate de la tienda que regenta Juan Portela Seijo, una muchedumbre se apelotona para ver algo increíble: la tele. Es cierto que desde el 58 había emisiones en pruebas, pero reservadas, si acaso, a un público muy exclusivo. Hoy, 1 de septiembre de 1961, la tele ha llegado para quedarse.
Tres años tarde
Con tres años de retraso sobre lo previsto (en 1957 se anunció a bombo y platillo que Galicia vería las emisiones de RTVE en el verano de 1958), de repente se ve lluvia en la pantalla de veintitrés pulgadas de un televisor Zenith importado desde los mismísimos Estados Unidos; igualito al que tiene el presidente Kennedy en el despacho oval.
-¡Maravilloso!
-¡Mágico!
-¡Franco, Franco, arriba España!
-¡Ave María Purísima!
Cada uno exclama como le parece ante la aparición. El tubo de rayos catódicos («¿Rayos católicos?», pregunta una beata con mantilla) de la Zenith empieza entonces a escupir sus primeras imágenes a discreción. En las horas siguientes se sucederán por la pantalla los espacios Panorama, Cada semana una historia, el Telediario de las tres -que dura media hora-, El Séptimo Arte o Por tierras de España. La programación, que arrancó a las 14.32, se corta a las 16.05 y no regresa hasta las 19.30, con Escuela TVE. La gente se lamenta. Pero los del turno de tarde regresarán al escaparate de Portela, sobre todo para ver, a las 21.45, un capítulo de la serie Danger Man, protagonizada por Patrick McGoohan. Acaba de nacer en la ciudad el televidente nocturno, un corredor de fondo que tiene por delante millones de noches en vela.
Hipnotizados
Es curioso ver de qué manera, en los periódicos de los meses siguientes, la llegada de la tele dará pie a notas como esta, publicada en El Pueblo Gallego el 12 de octubre del 61: «En este mes y medio que llevamos recibiendo los programas, se ha notado la influencia de este moderno medio emisor de noticias. Las antenas empiezan a descubrir a las familias de posibles de la ciudad y los bares permanecen abarrotados a las horas de programa. Ha sido la fiebre del momento. Una fiebre que ya ha decaído, en parte, aunque todavía podamos encontrar personas embobadas viendo las imágenes, como hipnotizadas, por los modernos adelantos de la técnica». Si nos vieran ahora…
Desde el Hotel Compostela
Juan Portela Seijo está contentísimo con la expectación. Se arrima y me cuenta que, antes del 61, uno de los pocos lugares donde se podía ver televisión, aunque no los programas de TVE, era el Hotel Compostela. Desde 1958, la antena instalada en el Pedroso permitía seguir las emisiones, en pruebas y con interrupciones, de la Rádio e Televisão de Portugal (RTP) y de la novedosa Televisión de Castilla. «Esto ya es otra división, amigo», me espeta nervioso.
Junto con Portela Seijo, otra figura principal en la llegada de la televisión a Santiago de Compostela y a Galicia es Ricardo Bescansa, el farmacéutico que quiso ser ingeniero aeronáutico pero que, en un viaje a Lisboa realizado en 1955, descubrió la televisión. Quedó tan impactado que, tres años después, acabaría fundando con Amador Beiras una firma que que conocen bien en el mundo entero: Televés.
Para llegar a este día en el que Galicia encendió definitivamente la televisión se ha trabajado duro. Largas jornadas monte arriba en jeeps y camiones para montar la antena del Pedroso. Y muchas horas de croquis, planos y mantel con los ingenieros de telecomunicaciones Castro y Mañas en la casa familiar de Juan Portela Seijo y María Gómez Romarís en La Rosaleda, una de las primeras en la ciudad, por cierto, en disponer de televisión.
Tan exclusivo era el medio que los Portela dejaban la persiana abierta para que, desde la casa de enfrente, los vecinos pudieran verla. Médicos, abogados, bares y algún que otro industrial fueron los primeros en hacerse con antenas y televisores gracias a la mediación de los pioneros Portela o Bescansa. El invento salía, más o menos, por el sueldo completo de dos años de un obrero; un capital.
La calidad de la imagen era todavía tan precaria que el espectador veía nieve aunque sacaran imágenes de una playa de Tenerife.
Localismo y rivalidad
Y el caso es que entonces, como ahora, la llegada de la tele a Galicia vía Santiago no estuvo exenta de polémica localista. Recuerdan los herederos de Juan Portela que su padre les contó cómo el mismísimo Franco, harto de que A Coruña y Compostela se pelearan por tener el primer centro emisor de RTVE, decidió que, hasta que se calmasen los ánimos, los ingenieros del régimen se irían a trabajar a otra parte, exactamente a Zaragoza. A los de A Coruña no les gustó nada que, una vez empezó a funcionar el centro emisor del Pedroso, si bien la recepción llegaba perfectamente a Vigo, el monte Xalo ocasionara «interferencias feroces». Y volvieron a protestar.
Feliz domingo. Nos vemos por la calle. El sol siempre brilla en la televisión. Qué ganas de ir a Noruega. ¿A-ha? PD para el personal de radioterapia: Os habéis fijado en el parecido entre el muro de máscaras que sale en el vídeo de A-ha y el armario donde depositáis los moldes de nuestras cabezas? Aquí todo tiene varias lecturas.
Empece a leer a Manuel Jabois porque pensé que era más guapo. Luego me enteré de que se desplazaba hacia la nevera como un ñu y que consideraba tocar fondo, el hecho de amanecer junto a una mujer de 40 años ( servidora tiene 44). Ahora solo lo leo porque tengo curiosidad por saber qué duendecillo de los bosques le dicta las frases que le salen de vez en cuando.
Nacho, si le conoces personalmente, hoy lo que te tengo es una envidia horrible.
Cariño, seguiré aquí . Prometo no desertar
Si saber que te leemos siempre que escribes, y que nos acordamos de ti todos los días aunque no escribas, te sirve de algo, ten presente que aqui estaremos animandote siempre, aunque nada mas sea de pensamiento y de corazón, ya que no puede ser personalmente al menos en mi caso.
Besos para ti y tu familia que serguramente tambien los necesita.
Hola sei ben o que estas pasando xa que eu estou pasando polo mismo pero animo e temos que tirar para diante un abrazo e espero volver a coincidir eres un boo escritor xa que non perdo un comentario que fax coidate
Ánimo Nacho!!!Se cadra esta batalla vale para que leamos a deliciosa crónica desta guerra que estás a gañar.
Bonsoir gran Nacho.
A ver, dime que les das, aquì dominan las mujeres. Te se tiran al cuello como los adelaidos a los pieses, los cuatro, de Jabois, que algo monflorita sì es.
Y de dar las gracias nada, me refiero a ti, porque aparte de lo que opinen los otros miles, yo, al menos, sì que te estoy agradecido.
Tengo reservadas unas botelletas de millésimé, con burbujitas auténticas, como si fueran estrellitas de inteligencia, nada que ver con el imbebible cava, que en cuanto salgas de esto nos las vamos a fundir con Jabois, Y con quien quiera, por supuesto.
Abrazo grande, chavalote.
Seis meses muy duros en los que no has dejado de trasmitirnos con tus palabras una fuerza y valor admirable en los que nos has dado tanto …Te deseo que cada dia vaya siendo mejor que el anterior en esta nueva etapa.Un abrazo muy fuerte.
No te conozco. Supe de tí hace dos meses y es el tiempo que llevo leyéndote… y me tienes enganchada. Entre todos, con nuestro ánimo y nuestra fuerza mental te ayudaremos a salir adelante. Y espero conocerte en el futuro.
Aquí no deserta nadie.
Miles de gracias a ti, por permitirnos estar contigo.
Besos para el saco.
No, gracias a ti.
Besos y fuerza.
Gracias a tí Nacho;yo recibo mucha fuerza de tí y te estaré siempre agradecido.Es un orgullo tenerte siempre tan cerca en nuestro entorno
Aquí estaremos, mientras nos lo permitas, y aunque no escribamos siempre, date por leído a diario. Gracias te las damos a ti, por la valentía que demuestras cada día, lección de vida sin duda. Un abrazo y a seguir guerreando.
Seis meses muy duros pero cuando pase te digo que ésto es como los partos (se olvida).Ánimo y suerte porque mientras pasa y no pasa es una batalla cada día. GRACIAS por estar ahí cuando puedes, no dudes que te estamos muy agradecidos.
GRACIAS , a vostede por tocarnolo corazon por dicir verdades coma catedrais , e por enriba demostralas. Animo valente.
Jopeta, Nacho…Resulta que tú haces que me ría con ese humor que tienes que me encanta, y con los comentarios de la gente que comenta se me acaban de caer lagrimones como puños…Una tragicomedia, como la vida misma. Más abracitos para ingresar en tu cuenta 🙂
He leido tu «historia» y no tengo más remedio que felicitarte, no ya porque sabes describir perfectamente, al fin y al cabo esa es tu profesión, sino porque considero que eres un valiente y un inconformista, y de personas así siempre he sentido admiración y una sana envidia.
Te lo digo, además, desde una perspectiva personal de enfermo de ELA, por eso te entiendo y te admiro.
Deseo que sigas con la misma fuerza, ya que eso equivale a tener asegurado el triunfo en un 99 %,siempre hay que dejar un porcentaje a lo inesperado y en suma somos seres humanos que dependemos de otros factores.
Enhorabuena y permíteme un fuerte abrazo. Juan Jesús
Hola Nacho, mi hermano esta pasando por lo mismo que tu, desde el 14 de septiembre q tuvo las malditas convulsiones esta luchando para superar esta enfermedad, todo mi apoyo y cariño para ti y tu familia.
Mucho ánimo. Y mucha fuerza para los que estáis con él
Sabes Nacho que los agradecimientos son de nosotros (tus seguidores) para ti. Tú eres el que da ánimos, el que hace sonreír. Leo las respuestas algunos días y veo mucha gente que esta en tu misma situación, o similar, y que te lee como terapia. Que bueno! No te olvides tú de nosotros, por favor. Tus esfuerzos serán recompensados! No lo dudes nunca.
Enhorabuena por el Premio 20Blogs. Un abrazo.