10. Querido comisario Maigret
por Nacho Mirás Fole
Me da pie Santiago Jaureguizar, compañero periodista y escritor a quien admiro en la distancia -deberíamos solucionar eso en algún bar, Santiago, antes de que los prohíban-, a escribir la décima entrega de estos episodios nacionales para arrancar la semana decisiva. Dice Jaureguizar que está viviendo lo mío como una novela de Simenon, mirando día a día mi Facebook «con la esperanza de que Maigret acabe por darle un sentido a cada cosa que no comprendo y de que todo vuelva al punto del que nunca debió moverse». Ojalá Maigret me hiciera también ese favor a mí, que hace unos días escribí en el estado del Whatsapp: «Why me?» y ahí sigue colgado.
Por el momento, querido comisario, los hechos son pocos y hasta, si me apura, raros. Pero unos detrás de los otros, como el dibujo de puntos de una revista de pasatiempos, han dado lugar a que este individuo que le escribe ingrese en el Hospital Clínico de Santiago de Compostela el próximo miércoles, a las 18.00 horas, para someterse al día siguiente, jueves 12, a una craneotomía pterional que tiene como fin arrancar un tumor situado en el lóbulo temporal derecho del cerebro. Como las trepanaciones craneales en tiempos de Sinuhé, el egipcio, pero con herramientas del siglo XXI y con un figurante caracterizado para la faena con un bonito pijama de la Seguridad Social, de esos que tiran de la sisa.
Como le gustaba decir a Jack el Destripador, vamos por partes. El asesinato en Santiago de Compostela de una niña de origen asiático, ese crimen horroroso que conmocionó a España -bien sabe de lo que hablo-, acabó provocando en mi faceta profesional de cronista de sucesos un estado de estrés tan brutal que colapsé en el baño pequeño de mi casa hace ahora dos meses. Me rompí. Pensaron que me moría, tal fue la coreografía de las convulsiones. En Urgencias, adonde llegué inconsciente y sin pantalones, me recetaron reposo y tranquilidad y, solo por seguridad, me sometieron a las pruebas habituales que se les hacen a los estresados. Y fue uno de esos controles, querido Maigret, el que reveló a través de una resonancia magnética el contenido indeseable que mi cabeza, cerrada a cal y canto desde hace 42 años, escondía. Como escribí en su momento, en el mal estaba el remedio y, gracias al colapso, los neurólogos pudieron diagnosticar el fondo del asunto, con independencia de que la tensión acelerase, como aceleró, algo que habría ocurrido solo más adelante, quizás meses, quizás años… no se sabe. Se dieron pues las circunstancias para un cortocircuito que, de otro modo, y siendo uno perro viejo en el oficio de contar tragedias y barbaridades, difícilmente se habría producido ahora. Hay otros aspectos que, en mayor o menor medida, pudieron contribuir a que se iniciase la reacción en cadena, pero el principal lo tengo claro; sigue dando carnaza a las televisiones todas las mañanas.
Mi situación sanitaria ha desordenado mi vida hasta el punto de que pienso, digo, y hago cosas que dificilmente pensaría, diría o haría de no haber reventado como una castaña aquella mañana del 6 de octubre del año 2013. Soy otra persona, comisario, o quizás, y así lo creo, soy ahora la persona que debería haber sido hace tiempo pero que, dejándose llevar, vivía secuestrada en mi interior, esperando a salir. Y me han liberado a macheta. Hay quien me dice que, desde que me pasó lo que me pasó, incluso escribo mejor. Bueno… Creo que, en realidad, lo que pasa es que pienso con mucha más claridad y lo demás viene por añadidura. Me emociono más, quiero más -muchísimo-, paladeo más la vida y su belleza… Eso lleva aparejado, claro, un pánico atroz a perderlo todo en cualquier momento; hoy, mañana… o el jueves por la mañana. Después de agitar gozos y temores en la Thermomix de mi sesera, lo pongo todo por escrito a 500 pulsaciones por minuto y lo que sale es este serial ególatra en el que hay un personaje principal al que conozco tan bien que apenas tengo que documentarme.
Camino cada día más de una decena de kilómetros, casi siempre solo. Y pienso, observo y proceso tal cantidad de sensaciones que, al final de la jornada, casi agradezco a mi tumor que me haya despertado a la vida a hostias. Pero tengo miedo, comisario, mucho miedo. Porque no entiendo qué pinto yo en todo esto, por qué en el reparto de papeles de la realidad me ha tocado este y no uno de monaguillo, torero o capador. No sé si va a tener respuestas para darme, señor, pero si así fuera espere un par de meses, al menos hasta estar seguros de que la cirugía no ha mermado mi capacidad de comprender. En todo caso, y se lo digo en serio, dedique más esfuerzo a aclarar lo de la niña; es una cuestión de justicia y de equidad. España está pendiente. Lo que cuentan por ahí sigue sin entrarme en la cabeza. A fin de cuentas, lo mío es un daño colateral mínimo y que no le interesa, si acaso, a nadie más que a mí mismo y a unos cuantos allegados. Como Roberto Carlos (el cantante), yo siempre quise tener un millón de amigos, pero voy a poquitos. Monsieur Jules Maigret, no le arriendo la ganancia. Puede visitarme en la tercera planta del Clínico a partir del viernes, cuando salga de la UCI envuelto para regalo. Mientras, reciba mi afecto por escrito, en la confianza de que sabrá arrojar luz sobre mis sombras y sobre las de mi amigo Jaureguizar.
Me gustaría verle aquí en primavera completamente recuperado y escribiendo cosas mas positivas. Le espero, no falte a mi cita!!
Mucha fuerza, mucho ánimo. Y un buen cirujano.
Estimado profesor Nacho Mirás. Probablemente no me recuerde, pero fui alumna suya en la facultad de Derecho durante el curso 2010-2011.
Sigo con detenimiento todo lo que escribe en este blog, sobre todo desde que le han diagnosticado su enfermedad. Quizás sea oportunista pero la verdad no me considero como tal. Más que nada porque guardo un gran recuerdo suyo, un recuerdo que en su momento (y hasta ahora) me mostró que hay profesores que tienen una calidad personal y profesional que muchos querrían.
Nunca me olvidaré de que le envíe un correo dicíendole que no pude ir a la revisión del examen de técnicas de expresión oral y escrita en el que saqué un cuatro. Recuerdo que un día, por la mañana en pleno julio, sonó el teléfono y lo descolgó mi madre, que preguntaban por mí. Era usted, que había leído mi mail e intentó conectar conmigo de todas las formas posibles (cuando encendí mi móvil vi unas cuantas llamadas de un número desconocido que resultó ser el suyo). Me preguntaba quién sería, y la verdad es que ni me imaginaba que fuese un profesor de la facultad. Usted me dijo «tienes en el examen un diez, pero no me aparece que me hayas entregado las prácticas, ¿me podrías decir qué discurso (práctica que nos había mandado) has hecho?». Yo le respondí, y usted se acordaba. Todo había sido por no decir mi nombre completo, un total fallo mío por no dar todos mis datos, evidentemente, y su respuesta fue «tranquila, te llegará la nota que tienes y no tendrás que hacer el examen en julio». También me preguntó por el resto de asignaturas, qué tal las llevaba y esas cosas. Colgué, aún sorprendida por ese gesto. Sorprendida y agradecida. Jamás se me olvidará ese día.
Quiero decirle que le transmito todo mi apoyo y toda la fuerza del mundo. No sé qué más decir en estos casos. Sólo reitero lo dicho: es un gran ejemplo personal y profesional a seguir.
Espero volver a leerle pronto, profesor. Un gran y sincero abrazo.
Pues por la manera que escribes… empieza a caerme bien la canica esa que tienes metida en la cabeza… ánimos Nacho!
Non sei se «sorte» é a palabra correcta, pero sorte. Os que aprendemos de ti nalgún momento, seguimos a facelo agora mesmo.
Bueno, Amigo Nacho, ya estas en capilla. Alea Jacta Est. El mundo es de los valientes y tu vas sobrado de valentia. Tus miedos y dudas son muy humanos, pero estas en muy buenas manos. Solo necesitamos un poquitin de suerte.
Coincido con otros escribidores de este blog en que esa castaña que ha brotado en tu mollera ha desarrollado hasta limites insospechados tu creatividad y locuacidad, y confio en que despues de expulsado el alien de tu nave por la Dra Ripley no se resientan demasiado esas dotes y nos sigas deleitando con tus amenos e inspirados comentarios..
Durante unos meses te sentiras raro y veras el mundo con nuevas e interesantes perspectivas. Tendras que adaptarte a tu nueva vida, pero lo conseguiras con tu valor, el apoyo de tus buenos y numerosos amigos, y el cariño y el animo de esa especie de angel en forma de mujer que tienes a tu lado. Este trance te enseñara a conocerte mucho mejor a ti mismo y tus capacidades y a perderle miedo a tus temores y debilidades. Creo que solo se aprende a disfrutar plenamente de la vida cuando se ha pasado por una situacion como la tuya. De esta metamorfosis saldra un hombre totalmente nuevo, ni mejor ni peor que el anterior, simplemente distinto, pero seguiras siendo Nacho Miras, con un nuevo sistema operativo.
¡Adelante Campeon y lider , bajo ningun concepto puedes permitir ningun movimiento secesionista en tu organismo, demuestrale quien manda! ..que no se diga que los chicarrones de VIgo son de mantequilla.
Que no te duela mucho. Recibe un fuerte abrazo analgesico, antiinflamatorio y tranquilizante. Y una tonelada de animos.
¡Suerte y al toro! Espero verte pronto en persona para que me cuentes en directo el feliz final de tan interesante pelicula, interpretada por un valeroso actor que no estaba preparado para el papel, pero que de seguro levantara los aplausos de todos los neurocirujanos.
Y una ultima recomendacion: en el caso improbable de que no llegues a recuperar el 100% de tu memoria te recuerdo que me llamo Santiago, que nunca he sido gay y que nunca me has prestado dinero.
NOS VEREMOS PRONTO. Hasta luego.
Hola Nacho! No recuerdo haber coincidido físicamente contigo en ningún sitio, pero como veo que nos sacaron un billete en el mismo tren, (y que tampoco recuerdo haber comprado, mi memoria ya me falla bastante) aunque vallamos en vagones distintos, quería que supieras que el trayecto es rocambolesco, (por darle una definición….) pero una vez que estamos subidos piensa sólo que cuando lleguemos a la estación,nos están esperando las pancartas de bienvenida de todas esas personitas por las cuales vale la pena pasar el miedo que se que estas pasando( porque otra cosa no,pero baches tiene de «carallo») y el miedo se marchará con el tren, que no puede ser de otra manera.
Tus palabras me hicieron pasar momentos muy amenos en esta nueva etapa.
Nos vemos en la estación!!!!!!!!
Saúde, compañeiro! Saúde e gañas de vivir para seguir contando –e cantando– a vida.